Algunas bestias: las tomas vacías


Riquelme se hace presente nuevamente en el Festival de Cine de Lima con Algunas bestias, su segunda película. Hace años, en una reseña previa, había advertido que podría darnos la sorpresa más adelante. Pero nuevamente ha estado lejos de presentarnos una película contundente. Si bien es cierto cuida mucho las tomas y la fotografía, la película carece de mayor contenido. De hecho, no induce al espectador a nada, ni siquiera le genera simpatía alguna con la historia o sus personajes.

En ese sentido, estamos frente a una historia desarticulada, que no presenta realmente nada. Quizá solo una hermosa isla con lindos paisajes. Me atrevería a decir que esa toma área de la isla es lo mejor que sucede en los primeros 45 minutos. Donde además las motivaciones de los personajes son totalmente superficiales. Tenemos entonces diálogos pobres, peleas sin sentido, situaciones de abuso que no se terminan de enmarcar en una narrativa mayor. Tan inexplicable como resulta la desaparición del trabajador de la casa, resulta el rescate de la familia de la isla. 

Esta fijación por las tomas grandilocuentes es notoria, pero sin una historia, sin un buen manejo de las tomas con cámara en mano, que terminan saliendo muy movidas, la película se pierde en el desinterés absoluto. 

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